miércoles, 19 de enero de 2011

Cuando era mas pequeña tenia un amigo imaginario, no hacia mucho excepto contarme cuentos.


Cuento:  Bebamos alegremente de este vaso.                
                       
La vida pasaba igual todos los dias en aquel poblado; los jovenes deseaban algo de accion, un acceso de vida tras el dolor y la sangre. Jugaban ruleta rusa, otros entre risas y cerveza al filo de un cuchillo se retaban a sentirlo.  
  Los viejos hartos de esto, imploraban un final lleno estremecimiento para aquellos que no dudaban en hacer llamado a la hora final. Pues querian disfrutar de la tranquilidad que el campo siempre ha ofrecido.

-“Te estás matando", le dijo el viejo al engreido muchacho; sentado sobre la cerca de vivos colores;

¿matandome?  Respondio el joven,  hace tiempo estoy muerto; todo este pueblo lo esta; paso el ultimo trago, titubiando, como si decease que sus palabras fuesen sentencia y no meramente palabras.

El viejo entonces acostumbrado a esta clase de cosas, no respondió pero deceo deigual forma que todos esos insolentes tuviesen su escamiento.

Tras el encuentro, la noche extraviada, hizo caso a la peticion. Y sucedió que el joven caminando sin rumbo con el licor sobre sus venas, se topo con lo que parecia ser los resacos de una pobre ternera y sobre ella miles de ratas. Por mero entretenimiento, saco una pistola,  y dio unos cuantos tiros tan alcoholizado venia que erro algunos tiros pero atino otros; cansado y sumnoliento se hecho sobre si mismo a dormir no muy lejos de aquel  animal muerto.

Mientras el infeliz dormia, pasaba la noche y con ella se forjaba la mañana, asi las ratas expiraban y en su ultimo aliento sus bichos pasaban de ellas al maloliente joven.
Asi con el sol sobre su cara el joven se levanto y no sintio mas que el avido deseo de vomitar y hecharse de nuevo en cama.  Al llegar a su casa, los bichos nada desconocidos, comieron  y  marcaron en el infeliz la muerte de color negro. 

despues de escalofrios, dolores y mas vomitos murio el chico; ninguno de los pobladores  comprendieron, ni tan siquiera se imaginaron, la ruina y desolación que estaba por llegarles. La epidemia empezó poco a poco a infectar a los ocupantes de las casas cercanas y esto alarmo a la población, quienes asustados rezaban y pedían una solución.
Más allá de las fronteras los otros pueblos, asustados y temerosos de la evolución de aquella peste, decidieron dar voz al delegado del consejo superior de salubridad quien exigía poner en cuarentena al poblado. 

A la noche siguiente; los ejecutantes de gobierno, con tablones y demás artefactos cerraban las fronteras del pueblo. Cuando se percataron de esto, los pobladores imploraban comida, trataban vanamente de cruzar. Ni quejas ni llantos convencieron a los celadores. 

  la pandemia arrasaba llevándose a los mas jóvenes y viejos ;  los otros ya delirantes por las perdidas mas que por la misma enfermedad; se volvieron unos contra otros y hubo saqueos, fuego y mas desolación.   Al ver que todo se descontrolaba;  el consejo  determino que deberían extinguir el problema.

a doce noches de haber comenzado todo, ordenaron a aquellos pobladores que aun no se contagiaban o no presentaban la totalidad de la filas, formarse; los pobladores desesperados por la solución acataron las ordenes, formando filas 20 sumando casi 200 personas. 

La algarabía, el llanto y la imploración era acallada por la bala que les exterminaba la vida, vano era esquivarles.

Menos suerte tuvieron aquellos que guardaban cama …sus gritos aun se escuchaban cuando el fuego terminaba por consumir  aquel poblado.

Y paso la treceava noche entre humo y olor a carne chamuscada; a la siguiente mañana solo una mancha negra parecía indicar que ahí hubo alguna vez un asentamiento.   

De los otros poblados, todos callan el acontecimiento. Ahora pocos son los jóvenes que desafían su suerte, y mas pocos son los viejos que maldicen eso.

No hay comentarios: