lunes, 2 de marzo de 2015

Caída libre

A veces uno se siente como parada en la roca más alta de un enorme abismo, ahí podemos sentir el  aire golpeteando contra nuestro cuerpo, contra nuestro rostro; la adrenalina y el miedo nos recorre al sentirnos enfrentados al inmenso vacío. Ahí uno lucha por no caer, uno lucha por alejarse, por sostenerse de lo que sea, aunque lo que sea, tiene índole nocivo, aun así uno se empeña en abrazar eso.  Sin darse cuenta que más allá del abismo hay un mar, un mar que no repica contra las olas si no las abraza suavemente un mar que nos invita a nadar, a caer en él y sumergirnos sin peligro alguno; pero uno no lo ve. Así estoy, aferrándome con los pocos dedos que me tocan y la vida empeñada en mostrarme mejores mañanas y yo empeñada en no soltar lo que tengo: nada.
Ahí están todas estas caídas emocionales que me impulsan al vacío y en mi miedo no veo el agua calma, el placer que sería nadar en esas aguas. Y bien ya hace unos días me dieron un gran aventón y hoy termine por tirarme, aún estoy recorriendo ese vacío  entre el abismo y el mar, aun las lágrimas no secan y fluyen por si solas, espero pronto llegar al mar, nadar en sus suaves olas dejar el miedo y la angustia atrás. Dejar esa sensación de sentirse dejada de lado de sentirse negada para el amor. Y mientras la caída dura tanto no queda más que cerrar los ojos y no sentir más el corazón.


sábado, 28 de febrero de 2015

Cerrando ciclos

Después de tres años de poner a sus pies mi corazón, de que lo hubiese pisado hasta sacar el color rojo carmín y deslavarlo aun anaranjado perdido; me manda un mensaje, ¿qué crees? me voy a casar. Parálisis de corazón, devastación; la mano contiene lo que los ojos no, lagrimas. Me lo imagine, que seas muy feliz, fue la respuesta. Así se cierra un ciclo en mi vida tormentoso así también, fluye en mí el dolor sobre la herida que formaba una débil tecata tratándose de hacer cicatriz. Me inunda el por qué?, porque no se dio lo mío, porque no me amo, porque lo conoci, porque, porque, porque, porque duele tanto, porque no puedo respirar. Quisiera que todo se detuviera, quisiera ser perfecta para él, pero aunque lo intente jamás lo fui, él tampoco era para mí pero parece no importarle al corazón. Sin embargo yo puedo ver que él está donde debía estar, con la gente que debe estar. Trato que la visión de que es feliz ocupe lo suficiente para no romperme en pedazos a llorar. Qué más puedo hacer?, no puedo ser quien no soy, no solo físicamente arrastrando ya despojos de lo que alguna vez fui, si no que me faltan las fuerzas mentales. Desanimo, desilusión y todo lo opuesto a lo que alguna vez sentí por él. Si tan solo pudiera deshacerme de las imágenes, de su pecho, de sus abrazos, de sus sonrisas de las cual nunca fui participe solo espectador aun así, tanto calor y hoy tanto frio, siempre fue frio pero mi esperanza como un radiador llenaba hasta el último lugar de calor.
Adiós, quise decirlo pero sobraba, adiós qué? Nunca fuimos nada, adiós tengo que fingir que haz muerto porque si no, seguiría creciendo los sentimientos. Es triste tener que decirle a dios a quien creí que sería lo que tanto soñé e imagine.  Resignarse es lo único que queda de lo que jamás existió.

Después de golpe viene la resignación al final dicen que cuando se cierra un ciclo se abren tres nuevas puertas, ojala sea así.

jueves, 19 de febrero de 2015

Retomando los caminos.

A veces nos toca estar donde no debemos y otras, estamos aunque no lo queramos donde debemos. Esas ocasiones que por más triste que sea el momento exigía nuestra presencia aunque a nosotros nos resulte sumamente doloroso el estar ahí.
Es raro como la vida nos pone justo donde debemos estar para aprender.  En mayo de 2014 mi vida cambio no fue un cambio buscado o un cambio de acciones o circunstancias simplemente enferme a tal punto que por un instante divise cuan efímera es la vida, para luego darme cuenta que el miedo es finalmente a lo que debemos temer. Después de tres duros días y antibióticos mas antivirus salí de esa enfermedad pero me dejo secuelas, secuelas que me hicieron crecer y darme cuenta de muchas cosas.
Aprendí que es el miedo y aprendí cuan preso puede hacernos, aprendí cuan necesario y vital es la paz mental y cuan fácil podemos nosotros mismos secuestrarla, aprendí que aunque se esté rodeado de mucho y se cuente con el apoyo de estos, se puede uno sentir muy solo. 
He aprendido mucho por estas extrañas circunstancias, he aprendido cuanta necesidad de amor tengo y cuanta necesidad de amor hay en el mundo, aprendí que lamentablemente a veces queremos amar a otros en vez de amarnos a nosotros mismos y darse cuenta de esto no es fácil así como no es fácil empezar a ser otros, otro que no se lastime tanto y se dé cuenta que merece ser tratado con amor.
También aprendí cuantos talentos tenemos y cuan poco tiempo le dedicamos a esto, aprendí de la devoción y de la ilusión. Aprendí cuan difícil es caminar una vez que eres consciente de cuanto duele la caída pero que el alma puede ayudar a sanar a la mente y que el corazón nunca está confundido que parece que lo está porque nuestra mente monopoliza cualquier sensación pero que el corazón como los viejos dicen es sabio.
Hoy después de mucho tiempo vuelvo a escribir, pensé en llevar un diario de todo por lo que pase, pero me di cuenta que ahora ya no importa, que es mejor la conclusión cuando se refiere a cosas del pasado y aprendizaje, Cuando se refiere al dolor siempre es mejor llegar a la conclusión. Hoy es un nuevo día, y esta entrada no es amarga acerca del porque no se crece o porque no se entiende, esta entrada es sobre aprender y equivocarse en el camino; es sobre retomar viejos talentos y acercarse a uno mismo como amigo.
Ojala que de hoy en adelante, todo lo escrito sea para beneficiar la vida de alguien, pero sobre todo para beneficiar este corazón tan mal herido. 


“Mientras moria dentro de mis pensamientos más catastróficos me di cuenta que jamás he amado, me di cuenta de cuan solo se siente mi corazón, me di cuenta cuan fuerte es el miedo cuando se apoya en el sinsabor y  finalmente lo vi claro : todos estos años me estuve ignorando y ahora solo quería ir y besarme, mirarme y susurrar a mi propio oído : todo estará bien, y cuando finalmente me di cuenta que el pensamiento había terminado pero yo no moriría, supe que no volvería a sentirme sola porque tendría finalmente mi propio amor. Me extendí un abrazo y me apreté entre mis brazos y si hubiera podido me hubiese besado diciéndome: todo estará bien. Y lo estará”. SEÑORITA LLUVIA