En fila nacemos, en fila crecemos y en fila morimos,
Hacemos fila para aliviarnos, para alimentarnos, hacemos fila para rezar
y casi todo el tiempo hacemos filas para amar.
Morimos todos los días por algunos minutos y nos revive la obligación,
que en algunos caso llega a ser mera obstinación.
Así las horas hacen fila también, se acumulan en los vagones de nuestra memoria
ahí como cúmulos de polvo que se desprenden de jarrones que a nadie importan;
Esperando el momento justo para terminar.
Así las ventanas, las calles y los edificios se enfilan y los pasos que damos también,
las calles se pierden en un sin fin de empedrados que no hacen sino formar
Carriles que habremos de usar para darle homogeneidad a nuestras filas.
Solo lo que esta aquí antes que nosotros no se forma
ahí está la luna y las desordenadas estrellas ninguna hace fila, ninguna va detrás de la otra
Ahí está el amanecer y el viejo sol, ahí están la infinitas cordilleras en un desorden que
nos empeñamos en ordenar con la vista, con los caminos, incluso con los arboles
que plantamos en franca hipocresía para restituir lo que hemos exterminado.
En algún punto el hombre decidido racionalizar,
en algún punto perdió interés en diferenciarse del otro;
y en algún punto se comenzó a formar, y tomo sus lágrimas y las hizo fila
tomo su libertad y también la delimito, la dividió la hizo código y luego ley.
Hoy en día se simula vivir detrás de un ordenador y aun ahí a pesar de la virtualidad
hacemos fila.
