jueves, 25 de agosto de 2011

doña rosita

Ayer me perdí en un camino que no quiero recordar, me perdí entre melodias y colores, cuando levante la vista habían pasado casi treinta años, era yo ahora mayor, era yo, a lo que antes veía como lejano. Y caí en la cuenta que nada se había vislumbrado como  aquello que soñé, camine y  lo sigo haciendo.  nada es como debía ser, es entonces cuando a veces me pregunto quién nos enseña a  planear aquello que no sucederá, porque no,  se nos enseñar a vivir solo lo que es, porque nos preguntaran sobre lo que queremos hacer, con quien nos casaremos y que haremos, porque nadie nos cuestiona en el momento porque lo que aprendemos no sirve para el momento, porque se abra de aplicar a des tiempo y luego vienen las miles de frases recordándonos vivir el presente cuando se nos educa para pensar en pasado planeando un futuro.

Hace unos días estuve resuelta a hablar de mi amiga doña rosita, era una persona que conoce por aquellos días donde más perdida me sentía, no perdida de no saber que hacia si no de saber perfectamente lo que hacía sin querer darle sentido sin aceptarlo y sobre todo sin remediarlo. En fin, estando yo en esos días, la encontré, se cruzó por mi camino como hacía tiempo por el de mis padres, pero a diferencia de ellos le cultive yo una amistad diferente, y entre muchas cosas, la recuerdo por su fuerza para sortear adversidades y por sus relatos místicos fantasiosos que juraba ella eran verdad.
Me platico que estando ella joven, lo que para nosotros claro es una edad adulta para esta señora de casi noventa años, era juventud; estaba un día sobre un guayabo tratando de cortar frutos para ella y sus hijos cuando de pronto dio un mal paso en alguna rama que se miraba fuerte pero era muy débil para sostenerle. Y se vio cayendo pero lo único que pensó fue san miguel arcángel ayúdame, y vio una luz inmensa sobre las ramas y en ese mismo momento su caída fue sopesada por otra rama que de la nada había invertido su camino, como si estuviera esperándola. Juraba que era verdad todo lo que aquel día presencio y contaba que era una de las cuatro veces que salvo la vida.  No sé si eso fuese su corazón o su mente o un juego de creencia, pero si me consta que por lo menos tuvo tres encuentros de carácter mortal, y de todos salió.
Este fue el segundo, el primero fue aquel que sucedió estando ella de tan solo ocho años, cuando por comer algo, fue a dar hasta la cama, ella no recuerda más que un dolor terrible de estómago y un cura diciendo algunas palabras, pero luego su abuela, le dio algunos brebajes y carbón. A la tarde estaba como nueva sorprendiendo a todo conocido.
La tercera fue estando en una edad adulta mayor, con 69 años y con diabetes, un día subió al limite su glucosa y fue al hospital, de ahí, trataron de ayudarla sin lograrlo. Le desahuciaron y le mandaron de nuevo a casa. Ella no recordaba eso, ella contaba que para ella todo fue un sueño, que veía a gente que conocía de un lado y del otro.. y que se decía a ella misma no quiero estar con los del otro lado, veía las nubes muy cerca y  casi podía tocarlas, pero luego cuando brinco para alcanzar una, cayó en su cama, con todos alrededor y el padre diciendo unas palabras.  El susto paso para todos. Y sueño de ella termino. Y volvió a caminar.
Finalmente el cuarto encuentro del que se salvaría fue en el tiempo que la conocí, doña rosita tenía una condición en la piel que la hacía sensible al más suave tocar, su piel se amorataba o se abría. En una noche, quiso levantarse a tomar agua pero sus pies quedaron atravesados en el final de su cama, trato de halárselos perdiendo el equilibrio y desgarro su piel y la sangre broto, con la fuerza que tuvo, logro zafarse y tardo dos horas en llegar a un teléfono, arrastrándose con las manos y su trasero; teniendo la piel tan sensible se la desgarro de ahí también. Para cuando logro hablar y cuando llegaron por ella, habían transcurrido casi cuatro horas de desangrarse, a pesar de eso, vivió para la operación de injertos para sus piernas, volvió a caminar.
Hasta hace ya más de un mes, supe que finalmente había decidido cruzar, y creo que lo decidió porque alguien como ella seguro si no quería pudo dar más pelea.
Creo que sus esfuerzos hacen mucha referencia a muchas cosas que nos pasan y como las enfrentamos, algunos por ejemplo recurrimos a la suerte y a la fe, esperando una rama que nos amortigüe una segura caída, otros nos ayudamos de gente que tenemos alrededor y salvamos por un poco situaciones perdidas. En otras ocasiones cuando todo está perdido, decidimos no luchar ni hacer nada, solo esperar y algunas veces la vida misma y la consecuencia de las acciones puede sacarnos a flote sin haber tenido que hacer nada. Finalmente existen aquellos que son guerreros que no importa la adversidad la conquistan.  Hace días vengo pensando en cómo hacerme guerrera. Porque si bien como todos tengo mi traje de guerra una cosa es vestirle y otra usarlo porque hay quien va y lucha el día a día y quien se desgasta pensando en ello. Pero hay unos muy pocos que no luchan ni se desgastan pensando. Hay unos cuantos que visualizan la mejor táctica y la pelean, pero la pelean hasta que saben que no ha para que dar más.
Creo que eso es lo difícil porque a todos nos enseñaron a no renunciar, a todos nos dicen que debemos dar hasta que se nos termine el tiempo de anotar. Pero a muy pocos se nos pide que pensemos la estrategia, que miremos las posibilidades, que nos lancemos pero que si nos falla, entonces aprendamos a planear la retirada sin contemplarla como fracaso si no como el tiempo para planear la próxima ofensiva.
Quizás lo que ahora escribí no tenga relación con mi amiga doña rosita o quizás sí, yo la recuerdo por su eterna amabilidad hacia conmigo aunque no fuera así ni con sus propios hijos y amabilidad que supe ganarme no que se me dio.  Y porque a pesar de lo que pasase ella siempre tenía fuerzas para luchar y no decaer en el ánimo de.