jueves, 31 de mayo de 2012

el final


Mayo se termina ya, a una hora 59 minutos le escribo a la decadencia que mi vida ha sido por 4 años.  Mi diseño está llegando a su etapa terminal, agoniza de creatividad, mi vida se ha estancado en los pretextos que le desnudan día a día y la dejan ahí sin nada más que una dudosa realidad.
Los cambios insisten por hacerse y pareciera que yo ínsito porque no se hagan. Y no me sobrepongo a la pena, y no existe en realidad pena alguna pero parece que llevo años haciendo luto.
¿Porque será que hay meses en que las cosas fluyen de tal forma que uno se renueva a cada paso y en otros simplemente debería uno cavar un hoyo y cual vil oso ponerse a invernar o simplemente no salir?

jueves, 26 de abril de 2012

Hace tiempo


Hace tiempo que me deje de mi cuerpo
Hace más tiempo me deje de mi alma
Lo único que me quedó fueron los sentidos; 
Hoy en día los he perdido casi todos. Solo me quedan los ojos.
Ojos que lloran las ausencias, las pobrezas, las sin razones.  

miércoles, 28 de marzo de 2012

HOY ME ACORDE DE TI Y DE ESE 30 DE ABRIL


Así todo comenzó, con una canción, una esperanza y las ganas quebradas.. las suyas, las mías.
Tenia mi pluma la tinta para empezar el drama.. un drama que se consume ahora las horas, los días, las ideas y del cual ambos queremos terminar para ser libres.

Conocio.‏
De: P

Enviado: miércoles, 30 de abril de 2008 07:17:03 p.m.
Para: señorita lluvia.
Bueno, esta es la canción, espero que le guste, como se le gusta el pop tiene pop, pero ese bailable beatle quería que tuviera vida, que sea para arriba, tendría que escucharla, esta letra no se compara con su dibujo que es tan lindo..créame que la hice para usted, para robarle una sonrisa, para que algún día la escuche en una banda, yo quería escribir y sepa que no escribo mucho y menos con una sonrisa en mi boca, Lalita mire esta canción, usted la convirtió en beatle la convirtió en lo que quieran los músicos que van a tocarla, ya se que es muy simple, espero que le guste.... me la imagino a usted bailándola conmigo en un pub de San Isidro con mucha onda y que sea usted Lalita.
.
.
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Créame que la escuchara.

Convenció:

Y Lalita conoció y Lalita convenció
yo digo lo que es
lo que Lalita dijo ayer
y te va a pelear y te va a gustar
y su sonrisa arrancara
y te va a pelear y te va gustar
y si sentís bien
ella sentirá
si Lalita quiere volver a caer
vos no le pongas el pie

si ella quiere sonreír
si ella quiere debatir
lo que hiciste anoche
lo que dijiste anoche
lo que paso anoche

si Lalita quiere ser fatal
y vos no la dejas
y si Lalita quiere ser mortal
y vos no la dejas

ella te va a pelear
y no le va a gustar
ella te va a pelear
y con ella no te iras.

miércoles, 22 de febrero de 2012

Un cafe a las cinco de la mañana.


Eran
Eran casi las cinco de la mañana cuando la abuela se levantaba, en forma apresurada calzaba sus desgastadas pantuflas y con pequeños pasos que parecían confundirse con los nuestros llegaba hasta la cocina, el olor a café siempre despertó a mi familia.
Era una costumbre escuchar las campanadas a las ocho ya todos reunidos tomando café negro para los mayores, con leche para los pequeños.  Brazos y manos se cruzaban tratando de alcanzar alguna hogaza de pan dulce.
Cuando murió la abuela, nada fue lo mismo… no hubo nadie que acelerara el paso para ganarle al reloj que marcaba las cinco, ningún paso bajando los escalones, mucho menos ollitas de barro a pleno vapor calentando agua para un café calientito.
Así pues, paso tiempo de la muerte de la abuela y fui desarrollando una pasión por los lugarcitos donde el olor a café solía marcarse, lugares que permitieran charlas entre amigos o conocidos, sin llegar a ser estos monstruosos imperios que ostentan tal variedad de café como de gente y que sin embargo son vacios en contenido y sabor.
No, lo mío era entran el algún pequeño local, donde  la casa a lo mucho ofreciera uno o dos tipos de pan, donde el café no sale de alguna extraña maquina, que parecen más naves alienígenas que una simple y cotidiana cafetera..
Llámeme simplista.
Pues bien, junto con la pasión de un buen café, de exquisito aroma y excelente cuerpo…comencé a notar que no solo me aficione al café, si no al lugar también, no uno en especifico si no en si a todo lo que encierra un local, sus visitantes, los comensales que eligen una y otra vez la misma silla a pesar de ser diferente día, los asiduos que se empeñan en ser atendidos de primeros o de últimos, las meseras que suspiran esperando la salida, y gente como yo, despistados leyendo el matutino.  Una mañana había quedado en una cita, no se porque considere que un lugarcito que otros días me había dado tan buena experiencia seria el perfecto lugar para enmarcar una cita amorosa. La chica en cuestión era una vieja amiga que no había visto desde los años de la universidad, no había pasado tanto tiempo pero aun recordaba su sonrisa y el brillo en sus labios cuando reía. Las calles estaban recién mojadas y cruce con tan mala pata que sumergí mi pantalón en un pequeño charco. Maldije para mis adentros, jale la puerta que era de cristal saturada de anuncios referentes al café que a cuadras uno podía saborear su olor.  Buenos días! Dije, con esto interrumpiendo la faena de las meseras que con una soñolienta mirada y un desganado buenos días me recibían.  Me apresure a la mesita que antes ya me había acogido, extendí el matutino por mera costumbre, la pluma iba y venia de la boca de la mesera cuando se acerco a preguntar por mi orden. Sin meditarlo pedí un expreso cargado, y algún trozo de pan, espero alguien dije tímidamente. Ella ni siquiera pestano, dio la media vuelta y en unos instantes el café, el aroma y un sabroso pan estaban frente a mi. Venia tan animado y presuroso que jamás atine a mirar el reloj, trágicamente  o afortunadamente la ultima vez que cheque la hora fue justamente a las cinco de madrugada para volver a perder el sentido. Cuando volví a despertar no me dio por ver el tiempo simplemente sentí que era la hora y me apresure a asearme. 
Extendí la mano y me di cuenta que el apuro olvide mi reloj, mire a un lado y al otro por las paredes que se interrumpían así mismas con una línea blanca y de las cuales había un sinfín de dibujos.. Mas sin embargo nada que me diese la hora. Pregunte con pena y apuro la hora, acaso mi cita abrumada por la lluvia o desencantada por el hecho de ser pasado y no presente había prescindido de presentarse.
Una voz suave casi infantil vino a mi rescate, las siete con veintiocho, las siete con veintiocho! Subí el tono de la voz, si, dijo ella, bajando el suyo, imposible, no solo había llegado temprano, si no que simplemente había llegado demasiado temprano. Acordamos que la hora perfecta para nuestro encuentro seria las diez y media o las once. Asentí al acuerdo porque no me importaba esperarla en tan buen ambiente.
Las siete con veintiocho repetí para mis adentros. Mire el matutino…cuando  dos risas pasaron muy cerquita pero sin interrumpir realmente nada.
Lo vas a pedir light decía una de estas voces que antes había estallado en risa..
Interrumpe la otra voz..si claro, no se tu pero yo si cuido el aumento de caderas, imposible no voltear a ver el cuerpo al que se le condena de tal forma.  Un pequeño vistazo que no levante sospecha ni de que escucho ni de que les veo.  Regreso al matutino cuando una frágil mano interrumpe mi lectura, jalando y doblándolo tan solo un poco, disculpe usted, puedo tomar su azúcar. Si claro. Adelante, contesto,
 gracias, y de aquella frágil mano, invadida ya por los anos, sale una voz tan temblorosa como mayor, un poco de azúcar morena, sabe hace anos que el medico lo desaprueba pero siendo yo de cuba es mas que para endulzar para recordar  tiempos.
Sonrió, bajo el periódico y le invito a sentarse, parece que esa frase es mas que una simple oración un preámbulo a una larga conversación. Error, la vieja, sonríe y me dice me esperan mis nietos. Acto seguido y como si estuviera ensayado entran dos chiquillos, peleándose por tomar a la vieja de brazo, mama tina grita uno mama tina..grita otro, con canela, o crema batida y desvió la mirada para ver que se refieren al café que la mesera bate con hielo y un poco de cajeta derretida..
Ah trágica desilusión, es uno de esos cafés, no es que les odie pero no veo como puede ser  que se le mate así a un buen soldado y encima le sirvan con popotes y mezclado. Suspire mientras vi a la vieja, tomarse de los chiquillos y ellos en cada mano, una de esas bebidas frías.



sábado, 21 de enero de 2012

y Juancito me dijo.


Hace cuatro años un conocido muy querido me dio este consejo:
“ Te acordás el consejo para las entrevistas laborales? Bueno vamos a hacerlo extensivo: antes de pensar en esos rollos que te amargan tanto, contá hasta 3 (si querés en voz alta, justamente para no pensar en nada).
La mareíta más brava es la interna, y esa te ahoga a vos nada más.”
Te quiero mucho.

Que razón tenía al decir que la mareíta (en referencia a un mar de pensamientos y palabras) es la que  masbrava es y en la que uno puede ahogarse. 
Conocí hace bastante a este personaje que conforme paso el tiempo se volvió mas y mas importante. No por las acciones si no por los consejos que en veces caían demasiado pesados.
Hoy recordando alguna de sus palabras, me hizo extrañarle tanto.
Que raro es eso de los amigos, esos que no siguen con uno, si no que se pierden en los caminos. Es tan fuerte en momentos y luego sin nada se disuelve más rápido que lo que tardo hacerse.  Donde quedaron todos aquellos que conocimos?, caminamos las calles y podemos pasar toda una vida sin volver a coincidir con ellos. Están también los que alguna veces fueron íntimos y en un segundo se vuelven externos, extraños y solo los saludamos algún domingo que les encontramos caminando.
Ah donde se va todo ese sentimiento?  Quizás sea que es un sentimiento con fecha de caducidad.  Sin duda verdadero pero perecedero.
A donde va la preocupación que teníamos el uno por el otro?, las sonrisas que nos compartimos, que nos dimos.
Lo bueno de tener una mente es que se guarda el recuerdo ahí, viviremos juntos todos, ahí compartiremos risas y seremos a fines por siempre. Al menos hasta que las cosas primordiales de nuestra vida, nos quite de la remembranza y nos arroje por otros caminos.