miércoles, 20 de julio de 2011

¡Que sueños que no descifro y no entiendo....!



Ayer tuve un sueño, fue tan inquietante lleno de imágenes de algún filme de los 40 que me despabile un poco y lo anote, prendí rápidamente la laptop, abrí el programa y corrieron mis dedos como corrieron los minutos. Cansada todavía y con mucho sueño, volví a recostarme. Dormí. Muy temprano me desperté y cuando me senté a leer lo que escribí, me quede confundida, no tenía ni pies ni cabeza pero si mucho corazón, al menos pienso yo.
Acá mi sueño, tal cual como lo escribí.  

 
“A veces el mundo espera por lo que tenemos que decir y otras espera a que callemos y escuchemos”.

Muchas otra a que leamos y practiquemos, pero el viejo me dijo que debajo del brazalete, el viejo me dijo que el secreto me hablaría, el viejo me dijo que el secreto me hablaría, que extraño pensé, tan malo que yo se interpretar lo que me dicen  de secreto  quedito al oído. Sin otra cosa que hacer, me arrime la cajita y la puse sobre mi derecha y el secreto murmuro, como el agua, como el océano así de basta la vida sin el padre sin la madre pero así mismo tan vacía como los lagos que queman sobre las montañas las muchachas para irse a cantar, así los abriles que terminan bajo el mismo océano que es un cumulo de todo y se pierde en la nada

Un suspiro apareció en mí, como que, que dijo, que quiso decir no entendí nada, y comencé apuntar en un papel tanta palabra, pero nada lógica tenia y me enoje, y trate de entender y no visualice ni media palabra, a la mañana siguiente un buque de problemas arribo a la caseta entonces se subió la doña que atiende la pileta y la señora que la odia, juntas pelearon y no llegaron a nada, entonces, había palos y miles de gentes haciendo fila para pelear, nada se resolvió solo ellas gritando por lo pasado, no entendí nada. Camine y llegue a la caja, la guarde en mi mano derecha y luego la guarde en mi bolsillo izq. Pasando la media noche, recordé que el viejo me dijo que podía hablar con ella cuantas veces lo quiera pero solo me escucharía una vez, así que tenía que formular bien lo preguntado o lo dicho. Pasaba la media era, que difícil es concentrarse en el aquí y el allá.
Que difícil parece sentarse a leer sin estar generando un pensamiento, más difícil aun el callar tanto por decir.
Una frase llego a mis oídos, sobre la bondad de los extraños pensé en Tennessee Williams y su Blanche; ella siempre creyó pero se estaba engañando. Camine llegue a la calle y a la esquina donde se vendía las cosas chinas y vi mil y un artilugios y socolares dorados y rojos y me topé con un señor, tan alto y delgado que parecía algún poste si no fuese porque su sombrero y el poste estaba lejos de ser alegre como lo sería cualquier cosa hecha en china, con sus coloretes chinos y su mal parida forma.  Se asomó ente su ropas y me dijo con voz alta y queda muy despacio pero con rostro alargado, a ver si tengo algo para vos, por su entonación me pareció un italiano, no seguro argentino por el vos, pero el murmuro no vino de él si no de su largo zaguán me reí, un zaguán que hablaba y utilizaba a un hombre para vestir y las palabras se hicieron secas cayeron frente a mí y del zaguán salió una mano que contenía una pequeña caja, como la que el viejo me dijo que le preguntara y respondería algún secreto mítico guardado en un desván de la calle mil ciento diez y seis. 

Esta caja estaba toda decorada y escondida un secreto tan pequeño que tuve que mirar las cuatro esquinas para darme cuenta que ahí vivía. Cuando levante la vista fue para ver ese enorme dragón que se paseaba por dentro de los pequeñitos hombres color arroz, así cantaban y saltaban como pulgas festejando la llegada. El secreto era tímido y quise que conocieran otros secretos como los de la caja que el viejo me dio 

Camine a una farola para poder verlo mejor, pero no me dejo verlo, quise entonces tocarlo pero se negó a ser tocado, el hombre desapareció al darme la caja como lo hizo el viejo, camine unas cuadras y la noche se vino conmigo y el día salió y yo estaba perdida buscando una ferretería y quería unos lentes especiales para poder ver el secreto que se hacía paquete.

Pasaba la media noche y una puerta enorme se abrió y ahí vi que había algo especial para poder visualizar el secreto que ahora compartía bolso con mi brazalete. Había una vieja que parecía dulce y parecía muerta, no me dio miedo aunque quizás fue la luz que le llegaba desde la farola que la noche cubría de canas y los días de nevada.
Me dirigí a la caja y le hable como si me dirigiera a la vieja, le hable y le conté de todo y de lo que quería aprender, le hable mucho pero no solo no contesto la vieja no contesto el brazalete que susurraba. Entonces calla y le di la espalda. De su voz salió una chispa de inocencia y una de amabilidad, se hicieron reguiletes y me atraparon justo cuando estaba por salir, así me dijeron: Pasando por la casa, por debajo y por la comancha unos quieren crecer y otros quieren que deje de doler, pero el dolor no se ira como no se va la nevada no se ira hasta que comiences a caminar hasta que te hartes e invites a pasear, tus pies caminaran otros estados pero seguirán en el mismo terrario y de ellos nacerán serpientes o nacerán raíces sea lo que sea, siempre que uno se sienta esperar obtiene lo mismo, ser parte de algo que no es precisamente lo que se ha deseado, no te pierdas más, no camines y des vueltas, primero atiende a los que pasan entonces sabrás que siempre existe un lugar, entonces camina y no volteas atrás, no pienses ahora en lo que te dije, mira las cajas y los brazaletes y te perderás encontrando cosas perdidas que no perdiste jamás.
No entendí nada, como nada entendí de los demás. Me baje y la señora venia cantando junta a la otra que la odia, vi cerveza derribarse de la alta montaña y brindar con los peces listos para desollar. 

Camine y llegue a la casa donde se debía dejar la caja, no quería dejarla sin verla pero tenía razón la vieja, me fui dejándola atrás, me fui pero no pude abandonar el brazalete que me dio en primer lugar. Camine y era entonces día y el malecón brillaba y gemía, camine y las rosas se perdieron y los lirios nacieron, ahí en medio del mar, ahí por última vez le pregunte que seria, y me dijo quedito al oído tan quedito que solo mi corazón le escucho y aun trato de descifrar lo que me dijo el brazalete que el viejo me dio.

lunes, 4 de julio de 2011

Loca de pasión, loca de corazón..

  -Hay locuras que terminan con la edad, otras que se afianzan toda una vida.. pero algunas, solo unas pocas; deberían durar toda la eternidad-.

El amor es una de ellas.

Alguien me dijo:

“vos sos como una conejita;
una conejita adentro de una caja,
con una caja mas pequeña adentro
con una ratita dentro;
que la hace funcionar”

/yo pensé, en eso de las locuras eternas entonces yo desee que la mía fuera una de esas./