sábado, 28 de febrero de 2015

Cerrando ciclos

Después de tres años de poner a sus pies mi corazón, de que lo hubiese pisado hasta sacar el color rojo carmín y deslavarlo aun anaranjado perdido; me manda un mensaje, ¿qué crees? me voy a casar. Parálisis de corazón, devastación; la mano contiene lo que los ojos no, lagrimas. Me lo imagine, que seas muy feliz, fue la respuesta. Así se cierra un ciclo en mi vida tormentoso así también, fluye en mí el dolor sobre la herida que formaba una débil tecata tratándose de hacer cicatriz. Me inunda el por qué?, porque no se dio lo mío, porque no me amo, porque lo conoci, porque, porque, porque, porque duele tanto, porque no puedo respirar. Quisiera que todo se detuviera, quisiera ser perfecta para él, pero aunque lo intente jamás lo fui, él tampoco era para mí pero parece no importarle al corazón. Sin embargo yo puedo ver que él está donde debía estar, con la gente que debe estar. Trato que la visión de que es feliz ocupe lo suficiente para no romperme en pedazos a llorar. Qué más puedo hacer?, no puedo ser quien no soy, no solo físicamente arrastrando ya despojos de lo que alguna vez fui, si no que me faltan las fuerzas mentales. Desanimo, desilusión y todo lo opuesto a lo que alguna vez sentí por él. Si tan solo pudiera deshacerme de las imágenes, de su pecho, de sus abrazos, de sus sonrisas de las cual nunca fui participe solo espectador aun así, tanto calor y hoy tanto frio, siempre fue frio pero mi esperanza como un radiador llenaba hasta el último lugar de calor.
Adiós, quise decirlo pero sobraba, adiós qué? Nunca fuimos nada, adiós tengo que fingir que haz muerto porque si no, seguiría creciendo los sentimientos. Es triste tener que decirle a dios a quien creí que sería lo que tanto soñé e imagine.  Resignarse es lo único que queda de lo que jamás existió.

Después de golpe viene la resignación al final dicen que cuando se cierra un ciclo se abren tres nuevas puertas, ojala sea así.

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